Bajo la lluvia, mi amigo Hassane me dejó justo enfrente, de paso, cuando se iba a su reunión de la asociación de su barrio. El Museo abría a las diez de la mañana, así que acababan de abrir cuando llegué. Entré la primera, justo cuando abrían sus puertas. El personal del Museo, masculino en su totalidad, no tenía aspecto de estar muy motivado en explicarme nada. Me indicaron el precio (40 Dhm), pagué, dejé la mochila en taquilla y empecé a pasear entre obras de arte.
Pasé tres horas fantásticas contemplando pintura de diferentes autores marroquies, pero, sobre todo, la de las tres pintoras que me dejaron boquiabierta por su historia personal. Mujeres que ahora podrían tener unos 80 años y que dedicaron su vida a la pintura para transmitir el legado cultural de su lugar natal. Sus nombres son Chaibia Talal(1929-2004), Radia Bent El Houcine (1912-1994), Y Fatima Hassan El Farouj (1945-2011), toda ellas fueron niñas sin escolarizar, para convertirse, por su afición a la pintura, en mujeres rompedoras, con una personalidad desbordante a juzgar por lo que muestran sus obras y sus biografías. Me llevé algunas fotografías en el móvil para mostrar las pinturas a las mujeres de Mallorca, pues me dejaron fascinadas con los colores, los detalles y, sobre todo, las entrevistas y videos sobre sus vidas.
En el museo proyectaban en una de las salas, las entrevistas que hace unos años les hicieron en las televisiones a dos de ellas. Unas mujeres con una presencia que me atrajo. No entendía las conversaciones pues las entrevistas no estaban subtituladas, sin embargo me senté ante las pantallas para escucharlas. Son ése tipo de mujer que derrocha talento y seguridad. Me impresionaron mucho. En uno de mis paseos para volver atrás y volver a mirar los cuadros que más me llamaron la atención, se acercó a mi uno de los vigilantes del museo, quien, adivinando mi entusiasmo, me dice que me ha dejado hacer fotos pero que no haga más, porque se trata de una colección privada. Yo estaba dispuesta a borrar las fotos si me lo pedían, no sin antes explicarle el propósito de mi reportaje. Le comenté que trabajo con mujeres marroquíes en Mallorca, a quienes les encantaría poder ver esta exposición, Le expliqué que algunas de ellas escriben y les gusta el arte, y que sería un estímulo muy positivo ver sus pinturas ya conocer la vida de estas artistas.

Después de quedar retratados en el "selfie", me acompañó hasta la entrada a otra sala, en la que se visita la exposición permanente. Me animó a regresar al Museo cuando vuelva a Marruecos. Lo haré, le digo, para ver nuevas exposiciones temporales.
Yo también disfruté de esa exposición colectiva, que me encantó, sobre todo dos de aquellas pintoras, pero a mí no me dejaron hacer fotografías.
ResponEliminaY muchas veces he charlado con esos guardias de seguridad. Es parte de la experiencia.
Es un placer leerte.
Alberto Mrteh (El zoco del escriba)
Alberto,...el siguiente capítulo es la charla_coloquio sobre Fatima Mernissi...no sé si te "suena".
ResponEliminaGracias por leerme...
Recuerdo perfectamente aquel día
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