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divendres, 17 de març del 2017

Permiso

Quizá, pensaba, jamás se hubiera atrevido a hablar de aquella forma, abandonándose a la verdad que sentía debía sacar, su verdadera esencia, tantas veces escondida para no avergonzarse de sí misma. Sus pensamientos hasta ahora no habían acompañado a las acciones, en realidad, nunca se había dado permiso para saber qué sentía. Le habían enseñado a cuidarse de los demás, a protegerles a todos , especialmente a ella. Fueron ellos quienes la colocaron en mala posición, obligándola a malgastar su energía en proteger el secreto, en lugar de protegerse a sí misma, o de pedir que la protegieran, que le quitaran ésa culpa, que no era suya, sino de él, de ellos dos .
La vida había transcurrido demasiado rápido, pronto el cuerpo ya no sería el mismo, las amistades no estarían, por éso, se trataba de sacarle el jugo al presente, aparcando la culpa o mirándola de lejos, la culpa que le habían traspasado desde niña y que hasta ahora no había sido capaz de dejarla a un lado para que la recogiera quien debía hacerse cargo de ella.
Ahora había sido capaz de entender que la energía seguía dentro de ella, y que al verla, al comprenderla, de lo que se trataba ahora, era de usarla a su favor, sintiendo que debía ser un espejo para las demás, para que otras pudieran verse capaces de salir de ahí, de ver que otra vida es posible sin la culpa anclándonos desde el centro del cuerpo.

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