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diumenge, 30 de setembre del 2018

Coleccionando "free-tours"

Subía al autobús para ir al trabajo, cada día, misma hora, misma ruta, misma rutina. Esperar en la parada era ya una parte interesante del día: escuchar las conversaciones tenía su gracia.
En esta ciudad de interior, aunque  de clima caribeño, donde la temperatura no bajaba de los 25 grados, podía escucharse un día de lluvia, la expresión: "Hoy hace invierno" , tras una lluvia tropical que dejaba las calles inundadas, llenas de charcos y un bochorno en el ambiente que te empapaba la ropa.
Sin embargo, ésta no era la parte más interesante de la ruta, lo más inquietante era adivinar qué bus, buseta o ejecutivo llegaría antes a la parada, para recoger a las personas que allí hacían cola, religiosamente, sobre la acera, esperando en riguroso orden a que se abrieran las puertas del vehículo que las iba a llevar por La Quinta, desde el Estadio hacia el Parque de la Alcaldía.
Y bien, allí iba ella, todas las mañanas, con su bolso comprado en la Loma de la Cruz, en el mercado artesanal, con su agenda de trabajo y su cámara de fotos, bien escondida, para que no se notara que no era de allí, y que, además de trabajar, aprovechaba los trayectos a los diferentes barrios para fotografiar escenas y lugares de la ciudad.
Pero, sobre todo, lo que trataba era de pasar por una caleña, ya que su aspecto se lo permitía: cabello oscuro y rizado, tez morena, y ropa comprada en la ciudad, para pasar lo más desapercibida posible.
El problema venía cuando, al entrar en el bus, algún hombre le cedía "caballerosamente" el paso , a lo que ella respondía con un "gracias" , con "ce" bien española.... Ahí se desvanecía todo intento de camuflaje, pues su acento la delataba. Incluso, contestando sólo un "Sí", por la entonación, ya se distinguía una procedencia no colombiana.
Al principio, se lo tomaba a broma, después de unas semanas, el tema empezaba a cansarla...era el constante "goteo" de tours que fue acumulando para conocer la ciudad.
Después de contestar a quien le cedía el paso, educadamente con la palabra "gracias", inmediatamente venía el mismo cuento:
_Ah, pero entonces usted no es de acá.
_No, soy de Mallorca. Pero estoy aquí trabajando.
_ Ahhhh, y hace cuánto tiempo que está aquí viviendo? Se la ve bien amañada.
_ Unas semanas. Sí, me voy adaptando.
_ Y.... ya conoce bien la ciudad?
_ Más o menos, voy conociendo porque con mi trabajo tengo que moverme por todos los barrios y comunas.
_Ah...Y dónde trabaja si no es mucho atrevimiento?
La cara de ella debía ser un poema, porque alguno se daba cuenta de que preguntaba demasiado, además, en voz alta, mientras la escuchaba el resto del pasaje, intrigado por saber qué hacía una española entre ellos, en aquélla época en la que no había apenas extranjeros en Colombia, azotada por la guerra de carteles y la mala prensa internacional.
En ocasiones, la conversación no iba a más, porque llegaba el bus a la parada antes de que finalizara el interrogatorio, pero en varias ocasiones, más de diez, la conversación proseguía hasta la parada del Parque de la Alcaldía:
_Y de qué trabaja?
_Soy trabajadora social, en proyectos de juventud.... (así escurría el bulto y no tenía que dar explicaciones sobre la Cooperación Española, en un año cercano al Quinto Centenario, tan polémico y provocador, en un país en el que no querían recordar fechas tan trágicas para América Latina)
_Ah, bien. Qué interesante. ...Y... ya salió a "rumbiar"? Mire que no se puede marchar usted de aquí sin aprender a rumbiar...Conoce ya Juanchito? ...Vea...qué chévere se siente ahí la salsa, ....es obligado que vaya a conocerlo.. Mire, si quiere, yo le puedo llevar, con gusto. Aquí la salsa es obligada, ...le voy a dejar mi tarjeta , con mi número de teléfono y llámeme para que le enseñe la ciudad y la lleve a "rumbiar", oyó?, a la orden, cuando guste...
Ella, casi ya podía anticipar la conversación cada vez que escuchaba la frase: "Ah, pero usted es española". El resto, venía solo. Las preguntas secuenciadas en el mismo orden.
_ Ya conoce la ciudad?
_Está usted aquí sola?
_Ya salió a rumbiar?
_Conoce Juanchito?
.... y después, venía la "venta" del tour a manos del propio guía, que también se vendía a si mismo como el mejor guía conocedor de la ciudad y mejor aún profesor de salsa....
Fue acumulando tarjetas, eran como una curiosidad, un objeto para coleccionar, de todos los diseños y colores, con cargos como jefe de ventas, jefe de planificación, director ejecutivo, cargos que nunca supo si eran reales o ficticios, pues no consumó ninguna de las citas, no era época para probar los "free-tours", tal vez con menos prejuicios y más atrevimiento se hubiese aventurado....
Lo que podría haber pasado, se quedó en fantasía.

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