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diumenge, 31 de març del 2019

Para quién trabajamos, a quién atendemos.

Ya hace unos años que esta idea recurrente me llega a la mente: ¿es realmente trabajo social lo que hacemos en Servicios Sociales, o es simplemente contención social?
Lunes, atiendo a Vanessa, madre de tres hijos, a la que no le basta el salario para pagar el comedor en la escuela, mientras ella va a trabajar en un supermercado, unas semanas en turno de mañana, unas semanas en turno de tarde. Me pregunta si hay becas para comedor porque las que le ofrecen en Educación no solucionan su situación: tiene que adelantar ella los meses de cuota hasta que le llegue la beca, a la que no puede acceder a su vez, si sus hijos no se quedan en el comedor. Total, cada mes tiene que abonar 375 euros para poder ir a trabajar, y no dejar a sus hijos comiendo solos en casa, menores de 9 años dos de ellos. Ella  gana 1.200 euros, de los que tenemos que tener en cuenta que 450 se van en alquiler de la casa. Le quedan, entre comedor y alquiler, 400 euros para pagar transporte a su trabajo, luz, gas, ropa y comida de sus hijos. 
Martes: Acude una mujer que tiene un bebé de ocho meses, se acaba de divorciar de su expareja, después de un proceso judicial por malos tratos. Ella se ha quedado con la criatura, él , desde que ella le puso la denuncia por violencia de género, no le ha pasado ni un solo mes de la manutención. Necesita trabajar urgentemente, está compartiendo una habitación con otra amiga, y no las dejan empadronarse en el domicilio porque la propietaria no sabe que están viviendo allí. Se trata de un realquiler fraudulento, al que no podemos poner solución por temor a que las echen de la casa, y se queden sin techo.  Con lo que gana de la Renta Activa de Inserción, 426 euros, no puede dejar a su hijo en la guardería porque no les quedaría dinero para comer. Solicita una ayuda de guardería.
Martes tarde: Una mujer me cuenta que se separó de su pareja y padre de su hijo, después de un juicio por violencia de género, en el que se especifica que él no puede aproximarse a ella en seis meses , que están a punto de terminar. Él no se ha hecho cargo en estos meses de ningún gasto de la niña, y sin embargo, ahora reclama que quiere verla , e incluso, reclama una custodia compartida porque así los abuelos paternos podran verla. Ella no sabe que tiene que haber un convenio regulador que especifique tales medidas, que tiene que pasar por el juzgado y ser registrado. Nadie la informó cuando hubo juicio. Ahora, empieza la temporada de verano y va a empezar a trabajar. No sabe cómo hacerlo porque no tiene con quien dejar a la niña. Tiene miedo de dejarla en la guardería porque teme que el padre, la recoja sin su permiso. No hay ningún documento que especifique que ella tiene la custodia. 
Miércoles: Un chico de veinticuatro años, colombiano, solicita un informe de arraigo. Le explico que para podérselo hacer, tiene que estar empadronado en el domicilio en el que reside. Me dice que no es posible porque el dueño de la casa no quiere empadronarle porque no declara el alquiler en Hacienda para no pagar más en la declaración. Le pregunto si tiene posibilidades de empadronarse en otro domicilio, y , desolado, me dice que no tiene a nadie más y que se da cuenta de que ha actuado mal el propietario y le ha estado engañando con el empadronamiento. Necesita con urgencia el informe porque le hacen un contrato de trabajo en una finca agrícola en cuanto lo tenga. Sólo quiere empezar a trabajar cuanto antes, nunca ha dependido de nadie ni quiere hacerlo. 
Jueves, una mujer que tiene que salir del Centro de Acogida con sus tres hijos, ha encontrado una casa en más o menos buen estado, sin muebles, sin electrodomésticos , a la que tiene que mudarse el mes que viene, y abonar dos meses de depósito y el mes de alquiler. En total, 1.600 euros, de los que sólo dispone de 500, porque acaba de empezar a trabajar, tiene algo ahorrado, pero tiene que pagar el comedor de las tres hijas para poder compatibilizar su trabajo con el horario escolar. Nos pide ayuda para el alquiler. El plazo para estas ayudas se abrió en octubre y en noviembre ya se habían agotado los fondos. No podrá acceder hasta dentro de seis meses. Tendremos que ver otras vías. 
Y bien, suponiendo que este es un ejemplo de lo que nos pasa en Servicios Sociales todas las semanas, que somos muchas profesionales que tenemos que destinar nuestra jornada a atender demandas parecidas, con multitud de puntos en común, todos basados en la falta de servicios públicos que faciliten la conciliación de la vida familiar y laboral, que se cubran los gastos que supone tener hijos en edad escolar, que la vivienda no es accesible para los sueldos que se reciben, no sería mucho más barato y eficaz que nos dedicásemos a planificar proyectos más globales que dieran respuesta a necesidades colectivas que atendemos como si fuesen individuales?
O es que interesa más que pensemos que los problemas son  individuales y que suceden por  la falta de empoderamiento?
Estamos ante una encrucijada hipócrita, individualista y desquiciante, en una sociedad que nos bombardea con productos para el consumo, para el ocio , la diversión y el despilfarro, cuando no nos paramos a pensar que las necesidades básicas no están garantizadas para el conjunto de la sociedad, no para personas concretas. 

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